Novela
José García Illa

Presentación / Los temas y las motivaciones de la novela

Los temas y las motivaciones de la novela

¿Por qué —os preguntaréis— alguien como yo, que no es ni pretende ser un escritor profesional, se embarca en la azarosa aventura de escribir una novela de casi trescientas páginas? Por supuesto, la extensión no estaba prevista al comenzar a escribir, sino que el libro alcanzó la dimensión que posee por la propia necesidad del desarrollo de los temas y del argumento, y tras la depuración de algunos pasajes considerados innecesarios o excesivamente prolijos.

El tema más obvio del libro es la música, que al mismo tiempo constituye la principal motivación que me impulsó a escribirlo. Yo quería expresar el placer del arte sonoro, tanto desde el punto de vista del intérprete como del oyente: "como un disfrute íntimo, el del oyente que se deleita ante la maravilla de una composición, o como goce extrovertido y exultante, el del cantante o del instrumentista virtuoso que da vida a una obra y la transmite al público que escucha". El punto de vista del músico lo proporciona principalmente Lidia, así como los otros orfeonistas e intérpretes que intervienen. Pero también me interesaba describir la sensación que produce el acercamiento a la música en un neófito como Leandro, que, como persona sensible e inteligente, es capaz de percibir la maravilla del arte musical sin prácticamente ningún conocimiento ni apenas experiencia previa. Si os fijáis, todos los términos, conceptos y evocaciones musicales, que incluí con la intención de que sirviesen de adorno estético a la narración, se presentan en relación con Lidia o con alguno de sus compañeros —particularmente, con Noemí en la escena de la clase de canto—, mientras que las referencias a aspectos musicales relacionadas con Leandro sólo aparecen para remarcar su desconocimiento inicial de ellos. A fin de servir de contrapeso, Leandro es aficionado a la poesía, y en las rememoraciones de poemas concretos éstos aparecen siempre como recordados por él.

Como género musical relevante, se nos presenta la música coral. Lo que deseaba era dar expresión literaria a mis recuerdos como miembro del Orfeó Valencià, al cual pertenezco desde hace más de treinta años, y de otros coros o agrupaciones corales en los cuales he participado ocasionalmente. La ciudad donde sucede la acción es ficticia, y los personajes son inventados. Sin embargo, el ambiente que se describe y algunas anécdotas que se cuentan sí que están basadas en sucesos o experiencias reales, aunque "adornados" literariamente. Y al comenzar a escribir la historia, yo pensaba que aún por encima del desarrollo de la intriga, si algún valor podía tener la novela, que la individualizaba, era la expresión de ese ambiente del mundo coral, de la maravillosa experiencia musical y humana de participar en ese "grupo de hombres y mujeres solidarios y abnegados, con compromisos laborales, académicos y familiares diversos, que dedicaban una parte importante de su tiempo libre a su afición y que se entregaban con ilusión para ofrecer al público lo mejor de sí mismos en cada actuación", a todos los cuales "los unía una misma pasión por el canto y por la música y un interés común en la consecución del objetivo final: la máxima perfección posible en la interpretación de un repertorio musical de calidad". Una vez más, reitero mi más sincero afecto y agradecimiento a todos los compañeros y compañeras con los que he compartido y comparto esa ilusión, y especialmente a nuestros directores Jesús Ribera Faig y Josep Lluís Valldecabres, y a nuestro pianista Jesús Debón.

Asimismo, deseaba narrar la experiencia inolvidable de interpretar algunas de las obras sinfónico-corales importantes del repertorio. Para ello, elegí una de las más grandes: la Novena sinfonía de Beethoven, con su "Himno a la alegría", que da título también a mi obra. Pero la elección no fue en absoluto casual, porque, en efecto, la alegría es el otro tema principal de la obra, que la recorre como un leitmotif permanente: esa "bella chispa de los dioses, hija del Elíseo", se encuentra siempre presente como un motivo recurrente en el carácter de los personajes, en el desarrollo de la historia, en la liebesnacht o noche de amor de los protagonistas... Y junto a la alegría, la risa y la sonrisa, y la voluntad de resaltar los aspectos positivos de la existencia, como se refleja en el diálogo sobre literatura. Porque la Novena sinfonía, en mi opinión, expresa, como pocas otras obras, ese "paso de las tinieblas a la luz, de la desesperación a la esperanza, del dolor a la alegría". Por parte de Beethoven, representa ese "impulso para sobreponerse por encima de sus problemas económicos, de su enfermedad y de su soledad [que] le permitió alzarse [...] y legarnos, como inmenso regalo a toda la humanidad, la obra quizá más genial de su arte sublime". En palabras de Lidia, "es un ejemplo sublime de lucha por la superación, que nos invita a vencer las dificultades, a superar nuestros problemas y nuestras limitaciones", y en las de Leandro, que a pesar de su ignorancia musical ha sabido captar la esencia de la obra, ésta nos impulsa "a dejar atrás todos los sentimientos negativos que nos frenan [...]. Es una exhortación a la vida, a sacar todo lo bueno que llevamos dentro, a extraer todo lo hermoso que se encuentra a nuestro alrededor".

Y, por supuesto, el amor. Si la novela debía contener una historia, tenía que ser una historia de amor. Porque, sin amor, o, al menos, sin la ilusión del amor, sin la "búsqueda atávica" del amor auténtico, no hay alegría, ni vida que merezca la pena ser vivida. Era consciente de que el amor ha sido tratado por todos los autores desde todos los puntos de vista, pero yo quería dar mi propia visión del tema. Pero éste será el asunto de una próxima entrada.

Y, además, tenemos la trama. Todos los manuales hablan de la importancia de la estructura, de la intriga, de la historia narrada; ya conocemos la fórmula mágica para el cóctel: planteamiento, nudo (con el consabido conflicto) y desenlace. Y en mi primera novela, yo no podía correr el riesgo de ignorarla, aunque a mí siempre me han atraído las novelas intimistas, psicológicas, de reflexión, las que nos hacen vivir el mundo interior de los personajes, y pienso que el valor principal de un libro está en las sensaciones que nos transmite. Para el desarrollo de la historia, me he servido de otra de mis "obsesiones" de los últimos tiempos: la afinación, y concretamente el sistema de afinación llamado justa entonación. Desde el principio, me planteé la pregunta de cómo podría implementarse dicho sistema en un teclado, y en seguida me surgió la idea de un programa informático. Y de repente, vislumbré la trama policíaca que da consistencia a la acción. De su coherencia he intentado preocuparme yo mismo procurando que no se escapara ningún detalle importante, pero sobre su pertinencia e interés me tendréis que dar vosotros vuestra opinión, amigos lectores.

Un himno a la alegría, disponible en la tienda Amazon.

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