La justa entonación
El sistema de afinación natural,
apto para el siglo XXI
José García Illa

La práctica de la justa entonación / Justa entonación, ¿afinación natural?

Justa entonación, ¿afinación natural?

Desde luego, la justa entonación es la afinación natural en el sentido de que sus intervalos están tomados directamente de la naturaleza (serie de armónicos naturales), y favorecen los fenómenos de la resonancia y la ausencia de interferencias en forma de batimientos.

Pero, además de ello, existen en la bibliografía publicada sobre el tema numerosos testimonios en el sentido de que, cuando un coro interpreta una obra a cappella, tiende a realizar de manera espontánea ciertos intervalos armónicos como puros o justos.

Ya Hermann von Helmholtz señalaba, en pleno siglo XIX, la idoneidad de las voces humanas para la justa entonación, y se quejaba de la exclusividad del sistema temperado en la formación de los cantores. Él mismo, y su traductor al inglés el fonetista, matemático y musicólogo Alexander J. Ellis, aportan valiosos testimonios sobre la práctica espontánea de la justa entonación por parte de cuartetos de cantores aficionados o de ciertos grupos corales de su época (por ejemplo, un coro de 60 miembros), mientras que ciertos cantantes de ópera, educados en el sistema temperado y acostumbrados exclusivamente a la práctica con el piano, apenas eran capaces de interpretar de manera afinada un pasaje a cappella o acompañado por acordes ocasionales. A partir de estas observaciones, Helmholtz concluye que los intervalos justos o naturales son realmente los naturales para oídos no contaminados, y reclama que sistema de justa entonación sea enseñado de manera pedagógica.

Desde entonces, las afirmaciones en el mismo sentido por parte de diversos autores son innumerables. Según estos autores, las diversas voces del conjunto polifónico tenderían a afinar entre sí siguiendo los armónicos naturales de las demás. Mientras que ningún intérprete podría realmente temperar los intervalos de la forma precisa como un instrumento de afinación fija, los intervalos de la justa entonación proporcionarían un "punto de estabilidad" que determinaría un criterio para la ejecución de un acorde afinado y para la percepción de la cualidad de la afinación del mismo. En ocasiones, incluso aunque se intente forzar a las voces que cantan a cappella a imitar las notas dictadas por el teclado, en última instancia el coro se inclinará a hacer lo que se produce de manera natural, que no es cantar en el sistema temperado, sino guiarse por los armónicos naturales de las otras voces hacia los intervalos justos. De esta forma, los coros afinados producirán una afinación más cercana a la justa entonación que al moderno temperamento igual.

Por tanto, según las opiniones reseñadas, la realización de los intervalos armónicos justos sería la "manera natural" de afinar, y, en consecuencia, la "justa entonación" sería la forma elaborada y estructurada o la teorización consciente de dicha afinación natural, que serviría de modelo para la misma.

No obstante, aunque se han realizado algunos experimentos preparados que apuntan hacia la realidad de esta tendencia, faltan aún mediciones consistentes sobre la realidad entonativa de los coros a cappella suficientemente precisas y abundantes como para poder afirmarla como realidad empírica incontrovertible.

Por ello, la existencia de dicha tendencia natural a los intervalos puros, al menos como "forma natural de entonación" a la cual tenderían espontáneamente los coros en su canto a cappella, es una cuestión discutible y discutida, pues también existen opiniones autorizadas, aunque minoritarias, que mantienen que la realización de dichos intervalos es una cuestión meramente cultural, o bien producto de una elección estética que requiere un entrenamiento. Según otras opiniones, que convergen en el mismo sentido, los cantores tenderían a mantener como modelo entonativo el esquema en el cual se han formado y al cual están habituados; en la mayor parte de los casos, el sistema temperado.

No obstante, es notable cómo en culturas diversas a lo largo del planeta ha estado presente la idea de afinación según los intervalos naturales, derivados de la división de una cuerda en partes iguales, y, después, de los armónicos naturales, principio que ha servido incluso como base para la construcción de escalas. Por tanto, este modelo existe de manera independiente y previa a toda teorización sobre el mismo, y está imbuido, de una forma u otra, en la naturaleza humana.

Es muy probable, por tanto, que muchos coros en el todo mundo que aspiran lograr una perfección en la afinación, intentando simplemente "que suene bien afinado", tiendan a los intervalos armónicos justos por instinto, de manera espontánea, aun sin proponerse conscientemente la justa entonación, en el sentido matemático del término, como objetivo; ello no es óbice para que dicho instinto pueda y deba ser perfeccionado por un buen entrenamiento práctico y una adecuada formación teórica.

Este tema es expuesto con más detalle en mi obra La justa entonación: teoría y práctica, actualmente en preparación.

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(Ver La justa entonación. Presentación)

LA PRÁCTICA DE LA JUSTA ENTONACIÓN

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